“Es necesario que
los docentes sean capaces de preparar a los alumnos para una sociedad y una
economía en la que se esperará que sean aprendices autodirigidos, capaces y
motivados para mantener el aprendizaje durante toda la vida: “en su
preparación, su formación profesional y su vida de trabajo, los docentes de hoy
deben comprender y captar a la sociedad de conocimiento en la que sus alumnos
vivirán y trabajarán” (Hargreaves, 2003, p. xvii)” (OCDE, 2009:108).
Lo
invisible que tiene lo visible: qué nos dicen los datos
Uno de los objetivos de la
investigación llevada a cabo por Cifra (2012) fue determinar “…cuáles son los
motivos principales de que los estudiantes no finalicen en tiempo y forma la
carrera que comienzan…” (p.25). La situación que se plantea resulta de interés
ya que sus consecuencias son el rezago y la deserción, hechos que redundan en
una disminución de la tasa de egresos.
En referencia al contexto
socio-cultural de los estudiantes, este proporciona un escenario de análisis en
el que es posible reconocer algunas dimensiones que “presagian” el desempeño de
los alumnos. Este es un marco que contribuye para sostener o descartar
argumentos que pueden ser explicativos de esa preocupante realidad que
definimos como un déficit en la “producción” de maestros en Montevideo.
En cuanto al contexto
socio-cultural (como variable analítica) y su incidencia en el desempeño de los
estudiantes magisteriales de Montevideo, se analizarán diferentes dimensiones,
a fin de clarificar cuál es el peso explicativo de cada una de ellas:
características sociodemográficas, situación familiar de los estudiantes,
capital cultural y estudios de los estudiantes.
Los datos[1] aportados por CIFRA (2012)
testimonian esa mayor deserción en la carrera magisterial en la capital. Si
bien el citado informe destaca que la situación laboral y los compromisos
familiares son los factores que tienen mayor incidencia tanto en el abandono
como en el rezago de la carrera, es pertinente desagregar, para el análisis,
otras variables vinculantes.
En cuanto a las características sociodemográficas de la
población magisterial.
Con referencia a la edad al comenzar la carrera, es posible observar que el ingreso a esta
se produce de modo tardío, esto sucede por diversos motivos, entre otros, no es
la primera opción que el estudiante realiza luego de terminar el bachillerato,
a lo que en algunos casos se agrega el ingreso al mercado laboral. De hecho, ya
desde el inicio, se puede estimar que habrá cierta demora en el logro de la
titulación. Si analizamos la Tabla 3 (CIFRA, 2012:41): “Edad al comenzar la
carrera de Formación Docente”, si bien hay un 41% de población muy joven (hasta
19 años), un 45% de los alumnos de los IINN se ubica en el tramo 20-25 años. Si
a este porcentaje le adicionamos un 14% de casos que tienen 26 años y más,
constatamos que casi seis de cada diez estudiantes matriculados ingresaron
tardíamente a la carrera. Cabe subrayar que para el artículo, estamos
vinculando la edad de ingreso, con la situación de tardío egreso o abandono de
estudios, aspectos a los que se irán agregando, otros factores
vinculantes. Los que ingresan más jóvenes culminan la carrera en el tiempo
previsto por el Plan 2008, cuatro años. La edad, de hecho, es uno de los
factores que aceleran o enlentecen el avance en la carrera.
Con respecto al sexo, la cohorte 2008, registró en su
ingreso 5% de varones y 95% de mujeres, dato que solo confirma la alta
feminización de la opción por ser maestro.
Por otra parte, otro aspecto
de interés es la procedencia escolar
de estos magisteriales.
Se sabe que un 62% de los
estudiantes proviene de bachilleratos públicos de Montevideo; un 18% de
bachilleratos públicos del Interior y un 20% lo hace de instituciones privadas
(estos representan una quinta parte del colectivo, cohorte 2008). Es posible
interpretar este dato como asociado o indicador de que las carreras docentes
resultan menos atractivas para el público que ha estado escolarizado en
instituciones privadas de educación secundaria. En otras palabras, puede ser
esta una referencia para avanzar en la interpretación de este colectivo de
estudiantes y señalar que se está ante una generación que proviene de sectores
socio-económicos medios y medios bajos, en general usuarios de la oferta
educativa pública.
Otro factor que contribuye
con el conocimiento de la cohorte 2008 tiene que ver con la educación de los padres indicador de la situación socio-económica de los hogares
de origen de los futuros maestros. Si bien esta variable no tiene fuerte peso
explicativo en el desempeño de los estudiantes, resulta de interés para
analizar cuál es capital social y
cultural de estos futuros maestros.
Como información, surge que:
21% de los padres tiene primaria terminada; 58% estudios secundarios y otro 21%
estudios terciarios. Con respecto a las madres: 19% posee estudios primarios;
51% estudios secundarios y 30% estudios terciarios. Cabe especificar que como
en otras investigaciones, se interpreta que los resultados sobre el nivel
educativo de la madre jerarquizan el desempeño del estudiante.
En síntesis, el nivel
educativo de los padres de los alumnos nos acerca al conocimiento del clima educativo del hogar. Aunque, como
ya fue señalado este no resulta un factor determinante en la duración de las
carreras de formación docente, lo asociamos con escenarios en los que seguramente
se han producido vínculos; con circunstancias que han podido reforzar el
capital social y cultural, y con sucesos que pueden haber contribuido con el
acercamiento a determinados puestos laborales.
Interesa a los efectos de
seguir conociendo la procedencia de estos jóvenes, futuros maestros, su lugar de residencia, es decir de dónde provienen.
El 88% de los cursantes en
los I.N.M. vive en este departamento, el 12% restante concurre desde otros
departamentos vecinos, cercanía geográfica que está facilitada por la
locomoción a la capital. El traslado diario al Centro de estudio, si es por
largas distancias, es un factor que desestimula, tanto favorece el abandono y
como predispone a que se produzca rezago, a causa, entre otros motivos, por
inasistencias a los cursos.
Otro factor asociado, y que corresponde
analizar es la situación habitacional: en
un 56% de los magisteriales se advierte una situación habitacional satisfactoria
(su familia es propietaria de la vivienda), en un 8% es prominente compradora y
un 36% alquila o vive en viviendas cedidas. Es posible advertir que más de seis
de cada diez estudiantes procede de hogares en los que la situación
habitacional seguramente no sea un motivo de preocupación. En el caso del 36%
que alquila o habita viviendas en préstamo, puede anticiparse la ocurrencia de
dificultades que pueden distorsionar el seguimiento esperable en los estudios.
Distraer la dedicación al estudio ocasiona desestímulo, explica tanto de rezago
como el abandono de la carrera y si el motivo se concreta por tener que
insertarse en el mercado laboral, ante la necesidad de colaborar con el
alquiler de la vivienda, entre otros gastos familiares, deja de ser una
situación transitoria. Esto pasa a ser para el estudiante una limitación en los
tiempos de dedicación al estudio y/o concurrencia a los cursos.
La situación familiar de los estudiantes es otra de las variables que
condiciona tanto el avance como el enlentecimiento o abandono de la carrera.
En cuanto al tamaño del hogar los datos revelan que:
31% de los estudiantes de magisterio proviene de hogares compuestos por uno o
dos integrantes; 56% provienen de hogares con tres o cuatro miembros y en un 13%
conviven entre cinco y más integrantes en cada hogar. El tamaño de los hogares
no resulta una variable que condicione la duración de la carrera (ya que solo
un 13% de los alumnos magisteriales vive en hogares con cinco o más
integrantes). La jefatura familiar no
resulta una variable explicativa del desempeño estudiantil entre los futuros
maestros de Montevideo. Si consideramos que de un 78% de casos que no son
jefe/a de familia, un 60% tiene como principal aportante del hogar a padre o
madre, un 35% a la pareja y un 5% a otro miembro.
Los documentos analizados permiten
concluir que los estudiantes magisteriales de la cohorte 2008 se mantienen en
sus hogares originarios, sin pareja y sin hijos.
* Con referencia a la situación laboral de los estudiantes.
Los datos confirman
realidades: un 78% de los magisteriales montevideanos trabaja; un 62% inició su
vida laboral antes de ser parte de la cohorte 2008, es decir ya trabajaba desde
el inicio de su vinculación con la carrera, (CIFRA, 2012:63). Cabe destacar, que este escenario, lo laboral,
en oportunidades, sitúa al alumno en una condición vulnerable con respecto a
sus posibilidades en la carrera. La inserción en el mercado laboral, incide
tanto en el rezago como en el abandono.
Acerca de la carga laboral
durante la carrera, el análisis que aporta CIFRA (2012:64), sobre la cohorte de
magisteriales 2008 de Montevideo, destaca que: un 26% de estudiantes trabaja
hasta 20hs semanales; un 52% lo hace más de 20hs semanales y un 22% no trabaja
mientras estudia. Si se suma el 52% que trabaja más de 20 horas semanales con
el 26% de estudiantes que trabaja hasta 20hs el resultado es un 78% de alumnos que
posee una considerable carga horaria semanal de trabajo, situación que resta
tiempo para el estudio y el cumplimiento de tareas académicas.
Entre los que trabajan, 50%
realiza actividades fuera de la docencia y un 48% lo hace en el ejercicio de la
docencia aspecto facilitado, en muchos casos por el grado de avance en la formación
que posee. La carga horaria laboral, sumada a la carga horaria académica -clases
en el Instituto y en algunos casos práctica docente- quebrantan posibilidades,
desmotivan y es así que se produce rezago y en algunos casos abandono de la
carrera. Los datos relevados por (CIFRA 2012:67) confirman que un 11% de los
magisteriales montevideanos de la cohorte 2008 ha iniciado su vida laboral en
la docencia antes de empezar a estudiar magisterio; el 89% restante lo ha hecho
en el período 2008- 2012 (paralelamente al cursado de la carrera).
* El capital cultural (del estudiante) configura una condición con la que es posible cualificar a los estudiantes
magisteriales montevideanos de la cohorte 2008. La investigación de CIFRA (2012)
ha evaluado esta variable considerando, entre otros: lectura de libros, lectura
de diarios o semanarios y concurrencia al cine, teatro o espectáculos
musicales.
El capital cultural del
alumnado, no resulta una variable explicativa de significación de la duración
de la carrera (retraso o abandono). De hecho, acerca de la lectura de libros
(CIFRA 2012:73) solamente un 37% de los alumnos son lectores esporádicos (leen
algunas veces al año o nunca). La lectura de diarios o semanarios y la
participación en actividades culturales, tampoco inciden en los rendimientos
académicos (solo un 23% son lectores esporádicos y un 80% especifica su
concurrencia a: cines; teatros o espectáculos musicales estableciendo que lo
hace algunas veces al año).
Con respecto a otros estudios realizados: un 32% no los
ha hecho; entre quienes sí lo hicieron, mencionan: cursos técnicos, Universidad,
otra formación Docente y otros cursos (CIFRA, 2012:78). Un 46% asume dedicar el
mismo o más tiempo a otros estudios que realiza de modo conjunto con la carrera
magisterial (pág.80). Este aspecto puede resultar relevante al momento de
explicar el rezago en la carrera de Magisterio en los Institutos Normales de
Montevideo.
Del citado Informe CIFRA (2012)
interesa rescatar algunas apreciaciones realizadas por docentes consultados. Las
mismas conforman una suerte de síntesis que ordena información sobre los
estudiantes magisteriales montevideanos de la cohorte 2008. Los docentes concluyen que en general
llegaron a las aulas jóvenes de bajo nivel socio-cultural; alumnos con
importante carga laboral y con obligaciones familiares. Especifican[2] que son estudiantes que
provienen de sectores socioeconómicos medio y medio bajo y con capital cultural
disminuido. Sobre este último dato aclaran que no asocian las carencias
culturales como relacionadas a una condición económica, sino que las consideran
como parte de una situación social generalizada en las generaciones de
estudiantes jóvenes. En ellos está el deterioro cultural-social que preocupa de
modo extendido a otros ámbitos, como por ejemplo los universitarios.
Dos aspectos a aclarar sobre
las estimaciones docentes. En primer lugar: con respecto al origen
socio-económico medio y medio-bajo de los magisteriales, los docentes
consideran que este hecho inhibe a muchos de acceder a otras carreras,
situación a la que se agrega, como causa, una temprana inserción laboral que en
oportunidades, puede ser asociada con responsabilidades familiares. En segundo
lugar: los profesores aluden a las carencias formativas que dificultan el
desempeño del estudiante en relación con el ritmo de aprendizaje que requiere
una carrera terciaria. Destacan que se aprecian, entre otras dificultades de
conocimientos específicos, obstáculos en: comprensión lectora, lenguaje y
ortografía. Estiman que estos factores confluyen para enlentecer muchas veces
el desarrollo del curso, dado que los alumnos no poseen hábitos de estudio y de
lectura e ingresan a la carrera con una muy escasa información general que les
permita extrapolar significados.
Al momento de cierre del
informe de CIFRA 2012, la situación de la cohorte magisterial 2008, con
respecto al avance en la carrera, es la siguiente: solo un 12% ha egresado; un
47% continúa en las aulas y un 41% abandonó la carrera. El abandono de los
estudios en general se reitera como situación de inicio de la carrera: un
tercio de los inscriptos no rinde ningún examen, y en los sucesivos años
abandona entre un diez y un quince por ciento.
El citado informe concluye
con que se pueden atribuir los motivos de rezago entre los estudiantes
magisteriales de la cohorte 2008 a variadas causas: motivos laborales;
problemas familiares -parejas/hijos-, salud; dificultades con materias y
exámenes; pérdida de interés, desmotivación/ burocracia institucional entre
otros.
De las investigaciones
realizadas, han surgido causas que califican el lento cursado de la carrera;
sin embargo, algunas razones permanecen invisibilizadas y no se han esbozado
soluciones. Entre las causas/factores encontrados están los referidos a
escenarios de contexto, realidades propias de los estudiantes, así como a
condiciones atribuibles al funcionamiento de las Instituciones (planes de
estudio, evaluación de las asignaturas, carga horaria y oferta por turnos).
Bibliografía
INEEd (2016) a “Los salarios docentes en Uruguay: estructura
y evolución reciente” En línea: https://www.ineed.edu.uy/images/old-site/Los%20salarios%20docentes%20en%20Uruguay.pdf
INEEd (2016) b “Los maestros recientemente egresados.
¿Cuáles son sus perspectivas sobre su formación y la primera etapa de la vida
profesional?, Montevideo. En línea: https://www.ineed.edu.uy/nuestro-trabajo/publicaciones-del-ineed/20-documentos-de-trabajo.html
Lamas, Claudia y Thomas
Evans (2018): Informe de matrícula del
Consejo de Formación en Educación. Matrícula inicial y características
socio-demográficas de los estudiantes.
OCDE (2009) “Política de educación y formación: Los
docentes son importantes: atraer, formar y conservar a los docentes eficientes”.
En línea: https://read.oecd-ilibrary.org/education/politica-de-educacion-y-formacion-los-docentes-son-importantes_9789264046276-es#page1
Tenti Fanfani, Emilio.
(2005). “La Condición docente. Análisis
comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay”. Bs.As. Siglo XXI
Editores. Argentina.
[1]
Los datos que fueron seleccionados para la presentación de esta parte del
artículo son tomados del documento de CIFRA (2012) y solo con referencia a la
cohorte de estudiantes ingresados en el Plan 2008.
[2]
Seguramente estas apreciaciones tienen su origen en diagnósticos de grupo que
llevan a cabo los profesores como tarea a efectos de interiorizarse sobre
condiciones de los estudiantes con los que desarrollarán la tarea en el año.
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