domingo, 17 de julio de 2011

INSTITUCIÓN EDUCATIVA Y REDES SOCIALES

Artículo publicado en Rev. Quehacer Educativo Nº 107
                                                       
La importancia de estudiar el vínculo de la institución educativa con las redes sociales de la comunidad.

Daniela Gasañol
Estudiante de cuarto año de los Institutos Normales de Montevideo.
Lilián Berardi | Selva García Montejo
Maestras. Mag. en Sociología. Docentes de Sociología y Sociología de la Educación.

<…las redes de políticas sociales (...) permiten la construcción de nuevas formas de colectivización, socialización, organización solidaria y coordinación social, compatibles con la transformación tanto de la sociedad civil como del Estado. [...] ...las redes se han visto como la solución adecuada para administrar políticas y proyectos donde los recursos son escasos, los problemas son complejos, hay muchos actores interesados, existe interacción de agentes públicos, privados, centrales y locales y se observa una creciente demanda de beneficios y de participación ciudadana.» (Fleury, 2002)


 Introducción

La intención de este trabajo es acercar a los lectores a una temática actual y de interés para el desempeño cotidiano en las escuelas, de modo de revalorizar la importancia del centro educativo como parte de la comunidad barrial.
De hecho, focalizar el análisis en la teoría de las redes sociales nos acerca a una comprensión más cabal de lo institucional y lo social, diversos y complejos.
Las escuelas forman parte de un rico entramado social, tejen redes con vecinos del barrio así como con organizaciones de la sociedad civil y política. Se procura, de esta forma, romper con el aislamiento y a la vez resolver múltiples problemáticas del quehacer cotidiano.
El enfoque analítico de las redes sociales plantea que toda forma de organización social puede ser comprendida y analizada como una red de relaciones sociales (White y otros, 1976).
Desde esta visión analítica, es posible interpretar las múltiples acciones y relaciones de los diferentes actores involucrados, actores que son parte de diferentes instituciones, instituciones que no actúan en forma aislada, sino articulada con el entramado social y organizan, de forma colectiva, prácticas coordinadas.
Espacio geográfico, social y cultural, el barrio integra un sistema dinámico y articulado de vínculos, de relaciones. En él, la escuela como institución constituye uno de los “nodos” que se imbrican en el entramado reticular.

Comunidad y redes sociales

Para comprender qué es una red social o qué son las redes sociales, consideramos conveniente abordar, en primer lugar, el concepto de comunidad, tratando de explicitar cómo o cuál debe ser el sentido del vínculo de esta con la escuela.
Es importante como futuros docentes interesados en poder integrar la escuela a la comunidad, cuestionarnos acerca de ese vínculo existente desde siempre, cuáles son sus características, qué elementos lo componen, cuál es su propósito, así como reflexionar acerca los elementos positivos o negativos que puedan aportar a esta relación escuela - comunidad.
Julio Vera Vila (2007:22) señala al referirse a la comunidad que esta, además de poseer elementos estructurales (territorio, personas que lo habitan, intereses y necesidades en común, valores compartidos), está conformada por un importante elemento psicológico: el sentimiento de pertenencia, sentimiento que genera lazos afectivos.
Para el autor citado, «...la comunidad se vertebra sobre la cultura, es decir, el conjunto de significados compartidos, las maneras de obrar, pensar y sentir, compartidas por un colectivo».
En la actualidad, la realidad es mucho más enmarañada; somos parte de una sociedad dinámica, cambiante y compleja. Por esta razón, Vera Vila plantea que en la actualidad no es fácil definir aquello que se considera una comunidad, «quiénes la componen, cómo se organiza y cuáles son sus límites».
La comunidad sufre una serie de «procesos de crisis, de organización y desorganización, los intereses, las necesidades y los valores son muchas veces contradictorios y difíciles de conciliar». Juega en esto la dialéctica existente entre individualismo y comunidad, aspectos contradictorios pero a la vez dependientes, generadores de conflicto, pero dinamizadores de lo social.

Redes sociales y escuela

Dado el planteo anterior, hoy se habla de redes o sistemas de redes -conceptos que dinamizan la idea de comunidad[1]- en los que los individuos pueden interactuar desde sus propios territorios, compartiendo fines, métodos y actividades. Es importante destacar que el individuo debe encontrar en la comunidad el espacio donde ejercer su autonomía y sus aspiraciones. Con relación a esto, Dornell (2005b) expresa: «El mismo sujeto/grupo puede participar en diferentes redes: circula, transita, entra y sale de algunas, elude otras y hasta puede incluirse en espacios totalmente “normales” y convencionales. El contexto no es un ámbito separado o inerte, sino el lugar de los intercambios...».
Por otra parte, Dabas (1993:21) define red social como: «...un sistema abierto que a través de un intercambio dinámico entre sus integrantes y con integrantes de otros grupos sociales, posibilita la potenciación de los recursos que poseen. Cada miembro de una familia, de un grupo o de una institución, se enriquece a través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla. Los diversos aprendizajes que una persona realiza se potencian cuando son socialmente compartidos en procura de solucionar un problema común.» Este concepto implica «...un proceso de construcción permanente tanto individual como colectivo».
En este sentido, toda red genera ámbitos solidarios y participativos de intercambio que atienden la búsqueda de soluciones a múltiples necesidades y motivaciones de la comunidad.
Trabajar en red o establecer redes potencia los diversos aprendizajes que una persona puede realizar, ya que son compartidos con otros para poder solucionar un problema en común. Por esta razón podemos situar a los seres humanos no como individuos aislados, sino como integrantes de diversas redes.
La red o las redes, al ser una construcción social, poseen ciertas características: tamaño, densidad, composición, dispersión, homogeneidad o heterogeneidad, atributos de vínculos específicos y tipos de funciones. Tienen que ver con la cantidad de personas o instituciones que la componen, cantidad de personas que interactúan en ella, tipo de individuos o instituciones que la integran, medio geográfico donde se trabaja, funciones de la red y vínculos que se establecen. Estas características muestran la multidimensionalidad propia de cada red.
Vera Vila (2007:30) sostiene que desde la concepción o teoría de las redes sociales se entiende entonces que tanto la escuela, la familia, junto con otros grupos sociales, pertenecen a una comunidad, concebida esta como una red de relaciones, instituciones y servicios. Sumado a esto y de gran importancia son la comunicación, la fluidez y reciprocidad de las conexiones que se establecen. De este modo se potencian los recursos que forman parte de las redes de interconexiones de los distintos actores comunitarios.
Desde esta teoría podríamos definir el vínculo escuela-comunidad como una red de relaciones. Entender la institución escolar inserta en una red social y tener en cuenta que el aprendizaje de niños y niñas trasciende las situaciones de aula y se logra también en todas las instancias en las que participan.
La escuela participa en lo que Dabas (1993) categoriza como redes institucionales, redes que se tejen entre el centro educativo y las instituciones de la sociedad civil; se genera un entramado en el cual los actores se contactan, se organizan y planifican modos de abordar e intervenir en los casos específicos. Esto resulta de suma importancia, ya que el contacto no solamente se produce entre instituciones educativas, sino también con otras instituciones sociales barriales.
Esta interconexión o interrelación entre redes permite vincular espacios; en dichos espacios, las diversas maneras de operar pueden ser conflictivas al comienzo, pero luego se van creando formas de operar e intervenir que, con el aporte de las diferentes visiones, hace enriquecedor el trabajo además de positivo a la hora de ayudar a los niños en su aprendizaje.
Dornell (2005b) manifiesta con relación a lo anterior: «En estos espacios locales-redales, se generan multiplicidad de actores, modalidades participativas que se potencian, formas movilizadoras de la comunidad, que son elementos motores que producen movimientos sociales y políticos locales...».
La participación y el trabajo en red tanto para Dornell como para Dabas están orientados a la resolución de problemas y a la satisfacción de necesidades. En el caso de la escuela, esto se aplica a resolver las problemáticas que pueden influir en el aprendizaje de los alumnos así como al resto de los actores de la institución escolar, a la familia del niño en cuestión, etc.
Establecer una red no es algo que se dé de forma mecánica, sino que se trata de movimientos más o menos organizados, de conversaciones y prácticas sociales. Mediante reuniones, discusiones, puntos de vista, se van estableciendo objetivos y líneas de acción, estrategias, a partir de las necesidades específicas de la problemática o caso a tratar.
La red entonces es parte de una metodología para la acción, que permite mantener, ampliar o crear alternativas deseables, tanto para los miembros de una organización social como para abordar una situación particular. Apunta, según Dabas (1993:22), «...a la permanente reflexión acerca de con quiénes estamos trabajando, cómo los estamos mirando...», además de reflexionar acerca de los objetivos a alcanzar.
Como consecuencia de la crisis del modelo del Estado Benefactor, las instituciones de la sociedad civil surgen como alternativa sustitutiva de la protección otorgada por el llamado Estado Liberal Social. Tanto la sociedad civil como sus instituciones, desde sus comienzos están estrechamente relacionadas con grupos sociales en situación de pobreza o exclusión social. Por esta razón se da un resurgimiento de una sociedad civil solidaria y comprometida en el campo de lo social, además de ser reconocida y organizada. Para cumplir sus funciones, el Estado traspasa servicios o recursos financieros; de esta forma se va consolidando lo que se llama Tercer Sector, constituido por diferentes instituciones sociales.
Según Silvia Rivero (2005): «La conformación de las diferentes formas de organización de la Sociedad Civil tiene su fundamento en las necesidades históricas que delinearon las características de los actores sociales que se fueron construyendo según las posibilidades de dar respuesta a esas necesidades en los diversos contextos».
La autora hace referencia a una forma de organizar la sociedad civil: las llamadas ONG[2] (Organizaciones no Gubernamentales); estas nacen en la década de los 70 ante la instalación de los procesos autoritarios y la pérdida de fuentes laborales de varios sectores de la población.
Bresser y Cunill, citados por Rivero (2005), distinguen tres tipos de formas asociativas: organizaciones de autoayuda, organizaciones no gubernamentales (ONG) y fundaciones de servicio público.
Las primeras son organizaciones comunitarias, basadas en el trabajo voluntario, de acción directa sobre las demandas y carencias populares. Las ONG presentan un grado de organización más permanente y elaborado, y desarrollan funciones de interlocución y organización política de la población, además de la prestación de servicios sociales. Las fundaciones tienen su origen en donaciones privadas o en fondos estatales.
A raíz de lo anteriormente mencionado, podemos definir la sociedad civil como la otra cara de la sociedad política: se organiza de forma autónoma, con el fin de solucionar problemas, defender los derechos, al propiciar la participación democrática de las comunidades o de la sociedad en general. Está formada por la sociedad organizada en instituciones propias, creadas y gestionadas por ella misma, de acuerdo con sus intereses y fines.
La sociedad civil, según Dornell (2005a): «crea ámbitos de participación social que dejan atrás la dicotomía público-privado, por ello reciben el nombre de tercer sector. Si bien tiene un interés público no se orientan por una lógica estatal; sus contribuciones más importantes se dan en acciones tendientes a consolidar la ciudadanía, es decir, el acceso a los derechos económicos, sociales, políticos y culturales...».
La acción de estas organizaciones surge a partir de necesidades colectivas, y la colaboración del Estado se concreta a través de convenios.
Es importante entonces destacar que para abordar el problema o las diferentes problemáticas de los alumnos, la escuela deberá comenzar a “tejer” la red o redes con otras instituciones, educativas o de otra índole.
Por ello es importante que la institución escolar reconozca aquellos organismos gubernamentales o no gubernamentales a nivel local, nacional, etc., hecho que le permitirá contar con mayores recursos, tanto en lo que refiere a la vinculación de los niños con diferentes proyectos ya existentes como para poner en marcha nuevos proyectos.

A modo de conclusión

El trabajo en red es beneficioso en muchos sentidos, generando así no solo una metodología de acción, sino favoreciendo también el establecimiento de vínculos que aporten a la comunidad en tu totalidad y a la comunicación entre las instituciones. En este sentido, la participación activa favorece los procesos de reflexión y de redefinición de las relaciones sociales (Dornell, 2005b).
En la escuela, en tanto espacio social, se vislumbra la significación real de las redes sociales que otorgan “amparo” en aquellas situaciones de vulnerabilidad, a la vez que posibilitan el empoderamiento[3] de individuos y grupos.
Según R. D. Putnam (1994), el empoderamiento solo se plasma entre aquellos que muestran capacidad para encarar actividades conjuntamente, integrarse a grupos, formar parte de colectivos con intereses comunes.
En general se asocia la expresión con la idea de poder, política, participación, pero sigue referido a entornos próximos, a sistemas comunitarios. (Berardi y otras, 2009)
En este sentido, el trabajo en redes fortalece las potencialidades de grupos e individuos, ya que incrementa su estructura de oportunidades al posibilitar la movilización de determinados activos: capital físico, humano y social.
Horizontalidad, participación y empoderamiento son, según Espinoza y Gutiérrez (2003), aspectos que se revitalizan en la red. De este modo, el trabajo en redes se convierte en prioritario en las escuelas. La presencia de las redes y la forma en que operan, enriquecen las relaciones entre la escuela, los vecinos y las instituciones que trabajan actúan en los barrios. (...) otorgan poder y decisión a los actores involucrados.» (Berardi y otras, 2011)
En el quehacer diario escolar se profundizan prácticas sociales, tanto a la interna de la propia escuela como con otras instituciones del entorno. El proyecto escolar interactúa con el proyecto social de la comunidad y de las organizaciones que en ella desarrollan su trabajo: ONG, Centros de Salud, Centros asistenciales de Alimentación, Clubes Sociales y Deportivos, Clubes de Niños, Centros Juveniles, Centros CAIF, Bibliotecas, Comisiones de Fomento Barriales.
En muchos casos, la escuela es eje de ese proyecto social más general, y desde ella se inician o se profundizan vínculos que favorecerán a toda la comunidad, aspecto que, además, en nuestro medio, es propio e histórico del perfil de las instituciones educativas.

Bibliografía citada y consultada

BERARDI, Lilián; GARCÍA MONTEJO, Selva; LÓPEZ FRAQUELLI, Mercedes (2011): “La institución educativa: espacio social, político y pedagógico de confluencia de actores e intereses diversos” en Revista QUEHACER EDUCATIVO, Nº 105 (Febrero), pp. 83-87. Montevideo: FUM-TEP.

BERARDI, Lilián; GARCÍA MONTEJO, Selva; SABATOVICH, Daniela (2009): “Una mirada sociológica acerca del polisémico concepto de empoderamiento” en Revista T+, Nº 2. Montevideo: Centro Nacional de Información y Documentación (CENID).

DABAS, Elina Nora (1993): Red de redes. Las prácticas de la intervención en redes sociales. Buenos Aires: Ed. Paidós.

DORNELL, Teresa (2005a): “Tema: Territorio y Redes Sociales” (Abril). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de la República. En línea: http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/Mip2/territoriosredes.pdf

DORNELL, Teresa (2005b): “Redes sociales y participación social” (Mayo). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de la República. En línea: http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/Mip2/territoriosredes.pdf

ESPINOZA, Vicente; GUTIÉRREZ, Paulo (2003): Redes Asociativas: Aportes de un enfoque analítico a su desarrollo. Santiago de Chile: Instituto de Estudios Avanzados (IDEA). Universidad de Santiago de Chile.

FLEURY, Sonia (2002): “El desafío de la gestión de las redes de políticas”. Material de apoyo a cursos INDES-BID. Versión electrónica. En línea: http://www.cenoc.gov.ar/Fleury,Sonia.pdf

PUTNAM, Robert D. (1994): Para hacer que la democracia funcione. Caracas: Ed. Galac.

RIVERO, Silvia (2005): “El trabajo social y las nuevas formas de relación Sociedad Civil-Estado”. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de la República. En línea:  http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/Mip1/relacionsociedadestado.pdf

VERA VILA, Julio (2007): “Las relaciones escuela comunidad en un mundo cambiante” (Cap. 1) en Mª M. Castro Rodríguez; G. Ferrer Esteban; M. F. Majado Freile; J. Rodríguez Rodríguez; J. Vera Vila; M. Zafra Jiménez; M.ª H. Zapico Barbeito: La escuela en la comunidad. La comunidad en la escuela. Barcelona: Ed. Graó. Colección Acción Comunitaria.

WHITE, Harrison C.; BOORMAN, Scott A.; BREIGER, Ronald L. (1976): “Social Structure from Multiple Networks. I. Blockmodels of Roles and Positions” en American Journal of Sociology, Vol. 81, Nº 4. En línea: http://www.soc.ucsb.edu/faculty/friedkin/Syllabi/Soc148MA/White%201976.pdf
                                


























[1] Para la Real Academia Española, el concepto de comunidad refiere a un conjunto de personas de un pueblo, región o nación que poseen características o intereses comunes.
[2] Estas ONG son instituciones privadas sin fines de lucro, caracterizadas por: ganancias reinvertidas en actividades (no puede ser distribuida entre los socios), los directivos no reciben remuneración a través de salarios, el capital acumulado no puede transformarse en patrimonio de sus ejecutivos, entre otras. No tienen un carácter representativo (a diferencia de los sindicatos, asociaciones de vecinos o movimientos sociales).
[3] El término inglés empowerment en su traducción literal, se utiliza para expresar el verdadero ejercicio del poder por parte de los sujetos. (Berardi y otras, 2009)

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